miércoles, 26 de octubre de 2011

BON DIA

Aunque hoy luce el sol, la prevision meteo, que veo en la tele, prensa, más la bajada brutal de mi barómetro y el wind finder en internet me hacen pensar que puedo tranquilamente dedicarme a escribir recuerdos, que a algunos sé que les gustan ó distraen y a mí me produce cierta satisfacción el relatarlos.
El otro día , ya comenté que en el hospital mientras esperaba mi turno me pasaron algunos por la cabeza y hoy le toca a uno de ellos que me marcó, y mucho.
Un amigo de Barcelona, trás pasar unas vacaciones a bordo de su Fortuna nueve, moderno barquito de finales de los ochenta, lo dejo a la vuelta de Ibiza en Valencia por haber agotado sus vacaciones y me pidió que cuando me viniese bien se lo llevase a Barcelona y aprovechase para hacer unos días de vacaciones.
Ya era septiembre y los dias de asueto ya habian pasado, pero mi chica y yo nos apañamos, yo saldria sólo el viernes antes de amanecer y rumbo a Vinaroz, ella junto a mi hija y un amigo, acudirían por la tarde en tren para seguir travesia y así fue.
Llegué a Vinaroz a media tarde, apareció el resto de la tripu, el cielo empezó a encapotarse y oscurecer, el marinero del nautico de Vinaroz se me acercó a averiguar mis intenciones, le dije que despues de cenar pensaba salir para pasar el delta por la noche y seguir a Tarragona ó ya a Barcelona. El hombre , seguro que más conocedor que yo de la zona, me avisó"yo no saldría hasta mañana", pero yo quizás influido por el nombre del barco( Cabezón, se llamaba) me empeñé en salir a pesar de la insistencia en contra de mi chica y así me fue.Oscureciendo ya, rumbo a la punta de la baña para rodear la playa del trabucador, arrumbar luego al faro flotante del Delta etc...
A los pocos minutos de salir , rayos, truenos, lluvia hicieron su aparición, el viento empezó a subir, arriar mayor y génova fue obligatorio, motor a punta de gas, granizo como huevos empezó a caernos encima, un huevazo en la cabeza de mi hija hizo de las suyas, a mí, otro en la rodilla igual, el amigo de mi hija , impresionado no hacia más que decir que jamás en la vida viviría un espectáculo igual, educado que era el chico, mi chica refugiada en la cabina sólo pensaba en que los huevazos no rompieran las esotillas , poco a poco pasó el chubasco de viento y lluvia, hasta cincuenta y dos nudos marcó el  anemómetro, dejó de llover, el viento pasó y dejo un mar incómodo que el cabezón y su patrón de la misma cuerda seguimos dando tumbos hasta el faro y luego arrumbar a Hospitalet del Infante dónde llegamos ya de día, luego de descansar algo, llamamos por telf. a nuestro amigo y avisamos que el cansancio y el mal rato pasado y la falta ya de tiempo nos hacía volvernos en tren a Valencia.Lo pagué caro, mi chica tardó ocho años en volver a querer hacer travesias con servidor, a mi hija no le afectó y  siguió acompañandome en otras ocasiones.
Unas semanas despues ese barco volvió a Valencia, despues de la experiencia y contarla, un buen cliente
de Valencia lo adquirió y disfrutó.
Resumiendo, hacer caso a los viejos del lugar no está mal.
 
 

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